Jitters (2025) es una película de terror psicológico que lleva al público a un inquietante viaje hacia las profundidades del miedo y el desmoronamiento mental. La historia se centra en Sarah, una joven que lleva una vida tranquila y aparentemente normal, hasta que comienza a experimentar extrañas y desconcertantes sensaciones: intensos “temblores” inexplicables que la hacen sentir como si algo estuviera mal. Al principio, estos momentos son breves y pueden ser descartados como simple ansiedad, pero gradualmente se intensifican, dejándola al borde de los nervios y sin saber qué es real.
A medida que Sarah comienza a sufrir estos aterradores episodios, los “temblores” se convierten en algo más que simple malestar físico. Empieza a escuchar ruidos extraños: sonidos de arañazos en las paredes, voces susurrantes en la oscuridad y la sensación de estar siendo observada. Su entorno comienza a sentirse distorsionado, y empieza a ver figuras y rostros en las esquinas de su visión que desaparecen cuando los mira directamente. A medida que las sensaciones se vuelven más frecuentes y violentas, comienza a perder la noción del tiempo y la realidad, luchando por diferenciar lo que está sucediendo a su alrededor de lo que su mente está creando.
El verdadero terror comienza cuando Sarah descubre que estos temblores no son simplemente producto de su imaginación o estrés. Están vinculados a algo mucho más siniestro: una fuerza sobrenatural malévola que parece estar apuntando específicamente a ella. A medida que su control sobre la realidad se va desmoronando, Sarah se encuentra atrapada en un ciclo de pesadilla, incapaz de saber si las personas que conoce son reales o fragmentos de su paranoia. La presencia que la atormenta se vuelve más poderosa y vengativa, empujando a Sarah al borde de la locura.
Desesperada por encontrar respuestas, Sarah comienza a investigar la historia de su apartamento y descubre secretos escalofriantes sobre los habitantes anteriores. Aprende que el edificio está maldito, habitado por espíritus inquietos que han atormentado a cualquiera que se haya atrevido a vivir allí. Sin nadie en quien confiar y con su mente desmoronándose, Sarah debe enfrentar la aterradora verdad: para sobrevivir, debe confrontar la entidad detrás de los temblores antes de que la consuma por completo.