Cristina Narbona, presidenta del PSOE, en el ojo del huracán por un currículum falso que desdibuja su historia familiar. Durante años, Narbona ha sido presentada como una víctima del franquismo, pero recientes revelaciones han sacudido los cimientos de su narrativa. Según la versión oficial, la familia Narbona se exilió a Italia en 1960, huyendo de la represión franquista, una historia que resonaba con la ideología del Partido Socialista. Sin embargo, la verdad es muy diferente.
Investigaciones de Virginia San Roma han destapado que el padre de Narbona, Francisco Narbona, fue nombrado corresponsal en Roma de Radio Televisión Española por el régimen franquista, y su madre, María Francisca Ruiz, también trabajó como corresponsal para un diario controlado por el mismo régimen. En lugar de ser exiliados, la familia vivió en el extranjero representando a medios que apoyaban la dictadura. Su regreso a España no fue por la muerte de Franco, sino por un nuevo puesto profesional de su padre.
Esta revelación ha generado una ola de indignación, poniendo en evidencia la hipocresía de la líder socialista, quien ha señalado a sus adversarios por supuestas connivencias con el franquismo. La construcción de su imagen como falsa víctima se desmorona, dejando al descubierto una contradicción alarmante: la presidenta de un partido que se erige como defensor de la memoria histórica ha ocultado su propia historia, una historia que la vincula a la dictadura que tanto critica.
La situación es insostenible. La credibilidad de Narbona está en juego, y el PSOE enfrenta un desafío monumental para recuperar la confianza de sus bases. La política española observa con atención cómo se desarrolla este escándalo que podría tener repercusiones significativas en la dirección del partido y en el futuro de su liderazgo.
