En la antesala de la histórica final entre Argentina y Francia en el Mundial de Qatar 2022, Julián Álvarez compartió una anécdota que retrata la verdadera esencia de Lionel Messi, no solo como jugador, sino como ser humano. En un ambiente cargado de tensión, donde cada movimiento podía definir el destino de una nación futbolística, Messi demostró por qué es considerado no solo el mejor en el campo, sino también fuera de él.
Según Álvarez, mientras los jugadores esperaban en el túnel para entrar al campo, un grupo de niños se alistaba para acompañarlos en el protocolo. Entre ellos, uno en particular llamó la atención. Aunque debía acompañar a los jugadores franceses, el niño no podía apartar la vista de Messi. Estaba tan emocionado que ni siquiera pudo articular palabra.
“Cuando llegaron los jugadores franceses, el niño estaba parado junto a Mbappé, pero seguía mirando a Messi”, relató Álvarez. “Le dije a Leo: ‘Este chico quiere saludarte, pero no puede’. Messi lo miró, se acercó a Mbappé y le dijo: ‘¿Podemos cambiar de niño?’”.
La reacción de Messi fue tan natural como impactante. Tomó al pequeño de la mano, lo saludó con una sonrisa cálida y lo llevó al campo, cumpliendo un sueño que ese niño seguramente recordará por el resto de su vida.
Para Álvarez, este gesto sencillo pero poderoso reflejó algo más grande: “Esta es la final, todos están tensos y solo piensan en la copa, y Messi se está riendo con los niños y no quiere herir los sentimientos de ese niño pequeño. Él es más que un simple jugador”.
La historia, que rápidamente se viralizó en redes sociales, reafirma el legado de Messi no solo como el GOAT (Greatest of All Time) por su talento, sino también por su carácter humilde y su capacidad para conectar con las personas en los momentos más inesperados.
En un deporte tan competitivo, donde a menudo se glorifica solo lo que ocurre dentro del campo, esta anécdota nos recuerda que la verdadera grandeza también reside en los pequeños gestos que inspiran respeto, admiración y, sobre todo, humanidad.