En un vasto complejo en Texas, miles de trabajadores laboran día y noche para ensamblar uno de los cazas más avanzados del mundo, el F-35 Lightning II.
Esta fábrica, operada por la corporación de defensa Lockheed Martin, se extiende por más de 1,6 km y produce más de 150 cazas F-35 cada año. Debido a su enorme tamaño, los trabajadores deben desplazarse en carritos de golf o bicicletas para moverse entre las diferentes áreas.
Los periodistas estadounidenses tuvieron la oportunidad de acceder a la Planta de la Fuerza Aérea número 4, donde la línea de producción del F-35 se presenta como una de las fábricas más modernas del mundo. Desde los armazones metálicos iniciales, cada caza va tomando forma, convirtiéndose en una máquina de combate supersónica lista para realizar misiones de combate.
El F-35 es uno de los programas de armas más costosos de la historia, con un costo total de ciclo de vida que se espera supere los 2 billones de dólares. A pesar de las críticas por su alto costo, los desafíos de mantenimiento y el largo tiempo de desarrollo, este caza de quinta generación sigue siendo actualizado, consolidando su posición de liderazgo en el campo de la aviación militar.
Según Lockheed Martin, la línea de producción del F-35 no solo sirve a la defensa, sino que también tiene un enorme impacto económico, contribuyendo con aproximadamente 72 mil millones de dólares anuales a la economía de EE.UU., a través de una red de proveedores y cientos de miles de empleos en todo el país.
18 meses para crear un caza F-35
La Planta de la Fuerza Aérea número 4 cuenta con décadas de experiencia en la fabricación de aviones de combate. Durante la Segunda Guerra Mundial, produjo bombarderos antes de comenzar a ensamblar el caza F-111 Aardvark en los años 60. En la década de 1970, la línea de producción comenzó a fabricar el F-16.
En 2006, el primer F-35 Joint Strike Fighter fue oficialmente entregado, marcando un hito importante en el programa de cazas furtivos de quinta generación. Desde entonces, más de 1,110 F-35 han sido entregados a las fuerzas armadas de EE.UU. y sus aliados.
Después de varios años de retrasos, el programa F-35 finalmente entró en producción a gran escala el año pasado. El proceso de fabricación de cada caza dura aproximadamente 18 meses, con una capacidad máxima de 156 unidades al año. Para satisfacer la enorme demanda de producción, la planta opera día y noche, con miles de trabajadores trabajando continuamente en modernas líneas de ensamblaje.
El proceso de fabricación comienza con las alas, antes de pasar al fuselaje del avión. Cada componente crucial, incluyendo la cola, las alas, el fuselaje medio y el fuselaje delantero, se ensamblan en un bloque unificado.
Este es el momento en que el caza F-35 comienza a mostrar su aspecto distintivo. Pantallas pequeñas ubicadas junto a cada avión muestran el país propietario, y al caminar a lo largo de la línea de producción, se pueden ver fácilmente los cazas en construcción para EE.UU., Reino Unido, Polonia, Israel, Japón y muchos otros países.
Componentes importados de todo el mundo
Como un proyecto de colaboración internacional, el F-35 se ensambla a partir de miles de componentes importados de todo el mundo. Uno de los mayores desafíos del proceso de producción, según los expertos, es asegurar que la cadena de suministro funcione de manera estable para que las piezas lleguen a la planta en Fort Worth a tiempo.
Cuando salen de la línea de ensamblaje, los cazas pasan por un proceso de pintura con un color gris característico. Según Lockheed Martin, esta pintura no solo tiene un valor estético, sino que también desempeña un papel crucial en la absorción y reducción de señales de radar, mejorando la capacidad de sigilo del avión.
El proceso de pintura se realiza en un área separada, donde los almacenes pueden estar completamente cerrados para garantizar la calidad de la cobertura. Algunos pasos en la fabricación del F-35 también han sido automatizados, desde el ensamblaje de las alas hasta el sofisticado proceso de pintura.
Una vez completado, cada F-35 debe pasar por una serie de rigurosas pruebas de vuelo antes de ser entregado al cliente.
La instalación de ensamblaje principal se encuentra en Fort Worth, pero también hay dos fábricas más pequeñas en Italia y Japón. Esto refleja la naturaleza global del programa, ya que estos avanzados cazas son entregados a las fuerzas aéreas en toda América del Norte, Europa, Medio Oriente y Asia.
Desde su primer vuelo hace casi 20 años, el F-35 ha participado en numerosos conflictos. Las fuerzas armadas de EE.UU. han desplegado las tres variantes de este caza para llevar a cabo ataques aéreos contra grupos terroristas en Irak, Afganistán y Yemen. Recientemente, el F-35 también ha recibido elogios tras su uso por parte de Israel en ataques a gran escala contra Irán el otoño pasado.