Rubby Pérez, conocido como el “caballero del merengue”, dejó una herencia monumental tras su fallecimiento en abril de 2025, con un patrimonio neto que supera los 25 millones de dólares. Este sorprendente legado lo posiciona entre los artistas más acaudalados de la historia dominicana, una hazaña poco común en una industria que históricamente ha enfrentado dificultades para generar riqueza sostenible.
Su fortuna incluye una impresionante colección de autos de lujo, la cual se compone de seis vehículos que combinan exclusividad y elegancia. Entre ellos destaca un Bentley Continental GT 2023 y un Porsche 911 Turbo S de edición limitada, que Rubby valoraba no solo por su precio, sino por su significado emocional. Además, su colección de arte dominicano y caribeño, valorada en más de un millón de dólares, refleja su profundo aprecio por la cultura de su país natal.
Pérez construyó un patrimonio diversificado, que abarcaba inversiones en bienes raíces, estudios de grabación y un portafolio de inversiones bursátiles en Estados Unidos y República Dominicana. Se destacó por su participación del 30% en uno de los estudios de grabación más prestigiosos del Caribe, lo que le permitió influir en el desarrollo de nuevos talentos en la música.
Al momento de su muerte, su testamento designó como principales herederos a sus tres hijos, quienes recibirían el 60% de sus bienes, mientras que su pareja, Mariana Sánchez, heredaría el 25%. También destinó el 15% a una fundación para apoyar a jóvenes músicos dominicanos, evidenciando su compromiso social.
El impacto de su fallecimiento no solo se sintió en el ámbito familiar, sino que también generó un profundo luto a nivel nacional, con el presidente de la República declarando tres días de duelo. La tragedia de su muerte, ocurrida durante un evento en una discoteca en Santo Domingo, provocó una ola de protestas y cuestionamientos sobre la seguridad en espacios públicos, reflejando la conexión de Rubby Pérez con la identidad dominicana contemporánea. Su legado perdura no solo en su música, sino en el profundo impacto que tuvo en la cultura y la sociedad dominicana.