La violencia sacudió Zapopan el día de ayer cuando Valeria Márquez, una joven de 23 años, fue asesinada durante una transmisión en vivo en su cuenta de TikTok. La escena, que debió ser un momento de interacción y alegría, se tornó trágica cuando disparos interrumpieron su transmisión, dejando a sus seguidores y a la comunidad en estado de shock. Los detalles del crimen son escalofriantes: cámaras de seguridad ubicadas cerca del lugar del ataque se convierten en un elemento crucial para la investigación.
La misa de cuerpo presente, celebrada en honor a Valeria, estuvo marcada por el dolor y la indignación. El sacerdote, en un emotivo mensaje, recordó que la joven ahora “descansa tranquila” mientras instaba a la comunidad a reflexionar sobre la violencia que ha cobrado tantas vidas. “Los que no descansan tranquilos son quienes planearon su homicidio”, afirmó, un eco del clamor de justicia que resuena entre sus familiares y amigos.
La fiscalía de Jalisco, liderada por Salvador González, ha declarado que están realizando una investigación exhaustiva. Aunque no existían denuncias previas de amenazas en contra de Valeria, las autoridades están llevando a cabo entrevistas y revisando el entorno de la joven para identificar a los posibles responsables. A pesar de la urgencia del caso, el fiscal evitó hacer declaraciones sobre sospechosos, enfatizando la importancia de una revisión integral de las cámaras de vigilancia.
Mientras tanto, las redes sociales se inundan de especulaciones, avivando una cultura de revictimización que preocupa a los seres queridos de Valeria. La comunidad clama por justicia en un momento en que la violencia parece ser la respuesta más común a los conflictos. Este trágico suceso no solo marca un capítulo oscuro en la vida de Zapopan, sino que también plantea interrogantes sobre la seguridad y el papel de la sociedad en la lucha contra la violencia.