Ambientada en los bosques de Michigan, Lost After Dark se desarrolla como un homenaje cariñoso a los slashers de la época dorada, donde un paseo de alegría de un grupo de adolescentes se convierte en una noche de terror cuando tropiezan con la guarida de un caníbal.
La historia sigue a Adrienne (Kendra Leigh Timmins) y sus amigos, que abandonan su baile escolar y roban un autobús para un fin de semana de fiesta. Pero cuando el autobús se descompone en medio de la nada, buscan refugio en una granja abandonada, sin saber que una vez perteneció a la familia Joad, infame por sus crímenes horrendos. Al caer la noche, los adolescentes son cazados por Junior Joad (Mark Wiebe), un asesino salvaje con un tenedor de jardín y un gusto por la carne humana.
Dirigida por Ian Kessner, la película se estrenó en 2015 y cuenta con Robert Patrick como el exagerado viceprincipal. Con sus visuales granulados, una banda sonora cargada de sintetizadores y los clásicos tropos del slasher, Lost After Dark captura la estética y el ambiente del horror de los años 80, desde los créditos en freeze-frame hasta el estilo VHS.
Más que un mero pastiche, Lost After Dark es una carta de amor salpicada de sangre a la era de las chicas finales, los maníacos enmascarados y los gritos de medianoche, completa con giros inesperados que subvierten las reglas que tan alegremente celebra.