El Comité Federal del Partido Socialista ha estallado en un escándalo sin precedentes, marcado por la descomposición interna y la traición de sus propios líderes. Javier Lambán, presidente de Aragón y figura clave del socialismo, ha arrojado luz sobre la crisis que consume al partido, describiendo la situación como un “delirio” y un “fracaso absoluto”. La reunión, que prometía ser un punto de inflexión, ha terminado en un caos total, con dimisiones y la continua presencia de figuras vinculadas a la corrupción.

Mientras los miembros del partido luchan contra la prostitución, ellos mismos son acusados de ser los principales consumidores. La falta de apoyo a las bases y la creciente insatisfacción en las filas socialistas han llevado a un clamor generalizado. Emiliano García Paje ha denunciado la situación, pero su voz parece ahogarse en un mar de hipocresía, donde los disidentes critican a Pedro Sánchez mientras permanecen en el partido que dicen querer reformar.

Las redes sociales han estallado, con ciudadanos señalando la contradicción de aquellos que se quejan de la dirección del partido, pero que continúan apoyando a Sánchez en la práctica. “¿Por qué siguen ahí?”, se preguntan muchos, resaltando la falta de acción concreta por parte de los críticos.

El Comité Federal ha fracasado en abordar las raíces de esta crisis, dejando a muchos socialistas sintiendo que su partido se ha convertido en un cascarón vacío. La degradación institucional y la falta de líneas rojas son ahora el sello de un partido que una vez fue un bastión de la democracia. La situación es crítica, y la presión sobre los líderes socialistas para que tomen decisiones decisivas nunca ha sido tan intensa. La pregunta es: ¿qué harán ahora? La respuesta podría definir el futuro del Partido Socialista en España.