En el vibrante mundo del espectáculo argentino, un nuevo escándalo ha estallado entre dos figuras emblemáticas: Viviana Canosa y Laura Ubal. Lo que comenzó como una crítica profesional se ha transformado en una feroz batalla personal, dejando a los seguidores del entretenimiento al borde de sus asientos.
Todo comenzó cuando Ubal cuestionó la forma en que Canosa abordaba temas delicados como la trata de personas y la pedofilia, acusándola de utilizar estas tragedias para aumentar su rating. En un clima de tensión palpable, Canosa respondió con un ataque brutal, desatando un torrente de acusaciones que incluyeron ataques a su apariencia y a su carácter. “Eres falsa”, dijo Canosa en un audio que rápidamente se volvió viral, desnudando una rivalidad que, según algunos, podría estar alimentada por viejas heridas y rumores sobre su supuesta relación con el empresario mediático Hadad.
Las redes sociales se incendiaron. Los seguidores de Canosa la aplaudieron por su franqueza, mientras que otros condenaron su tono ofensivo y discriminatorio. La controversia se intensificó cuando se supo que Canosa había hecho comentarios considerados despectivos hacia Ubal, lo que provocó un fuerte repudio público. En medio de este caos, la pregunta que resuena es: ¿hasta dónde se puede llegar en nombre del rating?
Ambas periodistas representan visiones opuestas del periodismo: Canosa, con su estilo provocador y directo, y Ubal, con su enfoque más sobrio y fundamentado. La grieta entre ellas no solo refleja un choque de personalidades, sino también un debate más amplio sobre la responsabilidad en los medios y el precio del espectáculo.
A medida que esta batalla mediática continúa, el público observa y elige su bando. ¿Se trata de un escándalo pasajero o de un cambio profundo en la forma de comunicar? Lo que es indiscutible es que el espectáculo no se detiene, y las repercusiones de este enfrentamiento podrían dejar marcas duraderas en el panorama mediático argentino.