Marruecos ha desatado una crisis migratoria sin precedentes en Ceuta, lanzando a cientos de migrantes hacia las aguas españolas en un claro intento de presionar al gobierno de Pedro Sánchez. La noche pasada se convirtió en un verdadero caos, con la Guardia Civil y las fuerzas de seguridad marroquíes luchando contra una avalancha de personas que se lanzaron al mar desde Castillejos, desafiando el peligro en una travesía arriesgada.
La situación se tornó crítica con la llegada de la niebla, que complicó las labores de rescate y control en la frontera. Las patrullas de la Guardia Civil, apoyadas por equipos de geoserva y embarcaciones de salvamento marítimo, se movilizaron rápidamente, pero no pudieron contener el flujo de migrantes. Más de un centenar de personas intentaron cruzar, y varias decenas lograron alcanzar las costas ceutíes, donde fueron interceptados y llevados a instalaciones provisionales para su identificación.
La falta de control efectivo por parte de la gendarmería marroquí ha dejado a muchos preguntándose si este episodio es parte de una estrategia deliberada de Marruecos para aumentar la presión sobre España en un momento de inestabilidad política. Mientras tanto, la Cruz Roja ha estado trabajando sin descanso, distribuyendo mantas y ropa a los recién llegados, muchos de los cuales estaban equipados con neoprenos y móviles, listos para documentar su peligrosa travesía.
Con el CETI ya superando las 800 personas y los centros de menores albergando a cerca de 480 jóvenes, la situación en Ceuta es insostenible. La presión migratoria no muestra signos de disminuir, y la comunidad internacional observa con preocupación cómo este conflicto se intensifica. La noche ha sido solo el comienzo de una crisis que podría tener repercusiones significativas en las relaciones entre España y Marruecos.