MIAMI GARDENS, Fla. — Lionel Messi observó desde el banco de suplentes cómo el capitán secundario Ángel Di María guió a Argentina a una victoria de 2-0 sobre Perú y el primer lugar del Grupo A en el último partido de la fase de grupos de la Copa América 2024 en el Hard Rock Stadium el sábado por la noche.
La escena parecía casi extraña, dado que la figura del Inter Miami CF ha llevado con orgullo el brazalete de capitán de Argentina en cada torneo importante desde que recibió inicialmente el título en 2010. Pero después de sufrir una lesión en su pierna derecha durante el partido contra Chile el martes, el cuerpo técnico descartó su participación para el juego del sábado .
Hace años, su ausencia habría provocado escalofríos en la columna vertebral de la mayoría de sus compañeros y seguidores. La Albiceleste dependía únicamente de Messi para construir el mediocampo, abrirse paso entre los defensores y meter el balón en el fondo de la red para asegurar la victoria.
Pero desde que el técnico Lionel Scaloni se hizo cargo del proyecto, prometió dejar un impacto duradero más allá de cualquier posible victoria. Se comprometió a convertir a La Albiceleste en un equipo funcional que se beneficie de la presencia de Messi, pero que en realidad no dependa de ella.
“Estamos trabajando en armar un equipo, y si además contamos con el mejor jugador del mundo, que es Messi, mejor aún, pero queremos formar un equipo sólido, que dé la imagen de que será difícil de superar. Por eso estamos enfocados en armar un equipo que cuando sume Messi, sea aún mejor”, prometió en 2019.
Puede que Scaloni no haya estado al margen ante Perú tras ser sancionado por la CONMEBOL por retrasar el regreso del equipo a las canchas durante el partido contra Chile, pero su legado se pudo ver con toda su fuerza.
El primer tiempo del partido fue de un equipo argentino agresivo, que llegó al área rival en varias ocasiones tras conectar desde la línea de fondo y por el mediocampo para registrar tres remates y disfrutar del 78% de la posesión. Los jugadores pusieron a prueba al portero peruano Pedro Gallese , obligándolo a realizar un par de atajadas impresionantes para mantener el marcador 0-0 al descanso.
Pero la verdadera magia comenzó en la segunda parte, cuando Leandro Paredes encontró a Di María desde el medio campo para iniciar la primera oportunidad de gol del partido. Di María solo retuvo el balón por un segundo antes de alcanzar a Lautaro Martínez justo dentro del área con un pase de zurda, lo que le permitió al jugador luchar contra un defensor y encontrar el fondo de la red. Los aficionados vitorearon en las pantallas gigantes del estadio mientras la repetición mostraba el pase de Di María a Martínez, enfatizando la forma en que los dos jugadores se comunicaron perfectamente en un abrir y cerrar de ojos.
Argentina tuvo la oportunidad de ampliar la ventaja gracias a una mano de Perú dentro del área, antes de que Paredes diera un paso al frente y golpeara el poste. Martínez luego regresó para un segundo gol, recibiendo el balón en un pase largo desde el centro del campo antes de entrar al área para disparar con la derecha por encima del portero. El jugador del Internazionale pudo haber doblado el marcador en un momento de brillantez, pero fue la conciencia espacial de Enzo Fernández la que le permitió comprender la posición de su compañero.
A pesar del penal fallado, la Albiceleste demostró que un sistema bien implementado por un colectivo puede superar hasta los errores más graves, porque un resultado ya no depende del esfuerzo de un solo individuo. Argentina cerró el partido con 12 remates, seis al arco, 76% de posesión y dos goles, todos sin el famoso número 10 en la cancha.
La actuación eliminó cualquier resto de la dependencia de Messi que alguna vez reinó antes de 2019. La brillantez individual de Messi anteriormente le reportó victorias, enmascarando las debilidades de un equipo que de otro modo tendría dificultades. Sus únicos esfuerzos y su visión única del deporte impulsaron a sus compañeros de La Albiceleste a confiar en encontrarlo en el campo en lugar de iniciar su propia oportunidad de anotar. Y cuando Messi tuvo problemas para aprovechar las oportunidades que se le presentaron, el equipo también tuvo problemas.
Durante el segundo partido de la fase de grupos de Argentina del Mundial de 2018 contra Croacia , Messi se encontró perdido bajo una confusa táctica del entonces entrenador Jorge Sampaoli. Su decisión de pasar de un 4-2-3-1 a un 3-4-3 indefinido dejó a Messi silenciado en el medio campo, anulando la mayor arma del equipo. Argentina perdió 3-0, revelando las fallas defensivas que Messi una vez trabajó incansablemente para ocultar.
Cuando Messi no lo daba todo en la cancha, Argentina se quedaba corta. Y el tema prevaleció muchas veces, reflejando la falta de trofeos a pesar de participar en la final de la Copa Mundial de 2014 y en las finales de la Copa América de 2015 y 2016.
Ahora, seis años después del apogeo de la dependencia de Messi en la Copa del Mundo, Argentina cuenta con tres títulos importantes y una Copa América 2024 segura con Scaloni al mando, Messi como capitán y una plantilla albiceleste en funcionamiento para mejorar su talento.
Argentina ahora se preparará para enfrentar a un rival indeterminado del Grupo B el jueves en el NRG Stadium de Houston para el primer partido eliminatorio del torneo. Messi podría regresar, ya que el cuerpo técnico sigue vigilándole día a día. Pero el equipo y la afición ya no tienen que mirar el diagnóstico con miedo y dependencia, sabiendo que Martínez, Di María y Alejandro Garnacho , quien hizo su debut titular el sábado, demostraron que el trabajo puede brindar profundidad cuando es necesario.
La brillantez de Messi ahora puede ser disfrutada y admirada por sus compañeros y fanáticos, pero ya no depende de ella como la única fuente de alegría que este equipo puede brindar. El famoso número 10 ahora forma parte de un organismo más grande bajo el mando de Scaloni que puede darle a la población argentina una esperanza real de convertirse en campeones consecutivos de la Copa América.
