En el mundo del fútbol, pocas historias logran capturar la esencia de la admiración mutua entre dos leyendas como la de Ronaldinho Gaúcho y Lionel Messi. Durante un emotivo encuentro en la UEFA Champions League entre el Paris Saint-Germain y el Manchester City, Ronaldinho compartió una anécdota que resalta la profunda conexión entre ambos jugadores y el respeto que el brasileño siente por el astro argentino.
“Cuando Messi estaba en París y disputó un partido contra el Manchester City, lo vi antes del partido, lo abracé y le dije: ‘Me hiciste sentir orgulloso de ti en Barcelona, hiciste que el mundo disfrute por ti y eres el mejor’. Estas palabras, cargadas de admiración, revelan cómo Ronaldinho, quien fue mentor de Messi en sus primeros años en el FC Barcelona, no solo reconoce su talento sino también celebra el impacto global del argentino.
Lo más conmovedor de esta historia es la respuesta de Messi: ‘Es un honor para mí que asistas al partido de hoy, si marco un gol, será para ti’. Estas palabras no fueron meramente cortesía; en el transcurso del partido, Messi anotó un gol que quedaría grabado en la memoria de los aficionados. Un gol lleno de magia y precisión, que Ronaldinho observó desde las gradas.
“Lo hermoso es que algunos espectadores se voltearon hacia mí y empezaron a felicitarme como si él fuera mi hijo. Eso me hizo sonreír y me sentí orgulloso”, contó Ronaldinho, quien dejó entrever la profunda conexión emocional que siente hacia Messi. Este gesto del público no solo subrayó el vínculo entre las dos estrellas, sino también mostró el impacto de Ronaldinho como figura paternal y fuente de inspiración.
En un giro inesperado de humildad, Ronaldinho declaró: “Hay gente que dice que yo soy su maestro, pero en realidad Messi es el maestro, y yo soy el estudiante. Todos los jugadores de fútbol son estudiantes de Messi, porque aprenden fútbol de él”. Estas palabras recalcan cómo, incluso para una leyenda del fútbol como Ronaldinho, Messi representa el pináculo del deporte.
La historia entre Ronaldinho y Messi es un testimonio de cómo el respeto y la admiración pueden trascender generaciones en el fútbol. Lo que comenzó como una relación de mentoría en Barcelona se ha transformado en un vínculo de mutua inspiración, uniendo a dos de los jugadores más grandes que el deporte haya conocido.