**Valeria Márquez, la influencer mexicana asesinada en vivo, dejó un vacío de preguntas y una madre en busca de justicia**
En un giro escalofriante, la muerte de Valeria Márquez, joven influencer mexicana, ha dejado al país en estado de shock. Once días después de su brutal asesinato durante una transmisión en vivo, su madre rompe el silencio, revelando detalles perturbadores que podrían cambiar el rumbo de la investigación. “Alguien lo planeó y la estaba esperando”, afirma con dolor, mientras las redes sociales arden en teorías sobre su trágico destino.
Valeria, conocida por su salón de belleza “Blossom Beauty Lounge”, fue asesinada a tiros en plena transmisión, en un acto que ha sido calificado de inhumano. Las últimas palabras de la joven fueron una broma sobre un “regalo” que la llevó a su muerte. “Ella estaba riendo, sin saber que minutos después un sicario entraría y le dispararía”, relata su madre entre lágrimas. A pesar de las advertencias que Valeria había hecho en redes sobre amenazas y un ex violento vinculado a un cártel, nunca denunció formalmente. “Hago responsable a esa persona de todo lo que me pase”, escribió antes de su muerte.
El horror no termina ahí. La reacción de quienes estaban presentes durante el ataque ha sido cuestionada. La joven que estaba con ella cerró la transmisión sin pedir ayuda, y otra amiga la instó a no salir del salón. Las dudas sobre complicidades y traiciones crecen, mientras las autoridades luchan por encontrar al asesino.
El nombre de Ricardo Ruiz Velasco, alias “el Tripa”, se menciona como un posible implicado, vinculado a un cártel y con un pasado de violencia. Las coincidencias son inquietantes y la impunidad que rodea el caso es aterradora. En México, cientos de mujeres desaparecen sin justicia, y la familia de Valeria clama por respuestas que parecen nunca llegar.
Mientras el tiempo avanza, el silencio pesa. La madre de Valeria exige respuestas y justicia, mientras el eco de su hija continúa resonando en las redes. “Mi hija no se murió, a mi hija la mataron”, concluye con firmeza. La búsqueda de la verdad sigue viva, y con ella, la esperanza de que el caso no se convierta en otro ejemplo de impunidad.