En un giro inesperado que está sacudiendo los cimientos de la monarquía británica, el rey Carlos y la Cámara de los Lores han ordenado que el príncipe Harry sea despojado de todos sus títulos reales, incluido el de duque de Sus𝑠e𝑥. Esta medida drástica, impulsada por el respetado Lord Goldsmith, busca aplicar la histórica Ley de Privación de Títulos de 1917, utilizada en tiempos de guerra para castigar a aquellos que traicionaron a la corona. La razón: los constantes ataques públicos de Harry hacia la familia real, que han incluido revelaciones explosivas en entrevistas y su polémico libro “Spare”.
La propuesta no ha surgido de la nada; más del 60% de los británicos apoyan la decisión, argumentando que aquellos que abandonan la institución no deben mantener sus privilegios. La situación se ha vuelto crítica y el apoyo popular es palpable, evidenciado por encuestas que muestran un descontento creciente hacia Harry y Meghan, quienes han sido acusados de hipocresía al criticar la monarquía mientras se benefician de su estatus.
El silencio de Buckingham Palace ante esta moción es ensordecedor. Ni el rey ni el príncipe Guillermo han hecho comentarios, lo que sugiere un enfoque calculado para dejar que la Cámara de los Lores lidere esta polémica. La pérdida del título no solo significaría una humillación pública para Harry, sino que podría desmoronar el imperio mediático de Meghan, quien también se vería afectada si Harry pierde su estatus.
Las implicaciones son profundas: sin sus títulos, los Sus𝑠e𝑥 podrían perder su atractivo comercial, poniendo en peligro sus lucrativos contratos con plataformas como Netflix y Spotify. Además, las preocupaciones sobre el estatus migratorio de Harry podrían convertirse en una crisis personal, ya que sus confesiones sobre el uso de drogas podrían complicar su residencia en Estados Unidos.
La historia de Harry y Meghan, que alguna vez fue vista como un cuento de hadas moderno, ahora se enfrenta a la dura realidad de la tradición y el deber. La Cámara de los Lores se prepara para un debate que podría cambiar el futuro de la realeza británica. ¿Es este el fin del sueño real para los Sus𝑠e𝑥? El mundo está observando, y la respuesta podría llegar más pronto de lo que imaginamos.