El Papa León XIV está llevando a cabo una transformación radical en el Vaticano, y seis cardenales de alto rango podrían ser las primeras víctimas de su purga. Desde que asumió el cargo, León ha dejado claro que su misión es redefinir la Iglesia Católica, y lo está haciendo a pasos agigantados, sembrando el temor entre figuras clave de la jerarquía eclesiástica.
Los rumores se intensifican en Roma: el cardenal Maro Gambetti, arcipreste de la Basílica de San Pedro, y el cardenal Marello Seamaro, encargado de las canonizaciones, están en la cuerda floja. Gambetti, conocido por su enfoque cálido y acogedor, es visto como un obstáculo para la visión de León de una Iglesia más firme y autoritaria. Seamaro, aunque altamente calificado, no tiene el carisma necesario en un mundo donde las redes sociales dominan.
El Papa está decidido a eliminar a quienes no se alinean con su estrategia para atraer a un público más joven y moderno. El cardenal Kevin Frell, responsable del dicasterio para los laicos, se enfrenta a críticas por su estilo burocrático, mientras que el cardenal Arthur Raw, encargado de la liturgia, ha enfrentado divisiones internas debido a su gestión de la misa tradicional. Ambos podrían estar en la mira de León.
El cardenal Víctor Manuel Fernández, defensor de un enfoque más flexible, también podría ser destituido, lo que provocaría una reacción violenta entre los progresistas. En el centro de esta tormenta está el cardenal Parolin, secretario de Estado, cuya diplomacia ha mantenido al Vaticano relevante, pero que podría verse desplazado por la nueva dirección más audaz del Papa.
Con más de mil millones de católicos en juego, los cambios que se están gestando podrían tener repercusiones profundas en la Iglesia y su influencia global. El Vaticano se encuentra en un momento decisivo, y el futuro de la institución podría depender de las decisiones que tome León XIV en las próximas semanas. La historia está en movimiento, y todos los ojos están puestos en Roma.