Nigeria ha cerrado la puerta a Harry y Meghan, rechazando su solicitud para una segunda visita al país. Este contundente NO ha dejado al mundo en shock, transformando a la pareja que alguna vez fue recibida como héroe en un símbolo de controversia internacional. La decisión, emitida desde el Ministerio de Asuntos Exteriores nigeriano, no fue un simple rechazo educado; fue un mensaje claro: los Sus𝑠e𝑥 ya no son bienvenidos.

Tras su primera visita en 2024, donde se presentaron como embajadores culturales, las cosas se desmoronaron. Aunque inicialmente fueron recibidos con entusiasmo, su intento de conectar con la cultura local fue rápidamente criticado. La afirmación de Meghan sobre su ascendencia nigeriana fue vista como un acto de oportunismo cultural, y su comportamiento durante la visita, que incluía demandas inusuales de seguridad y protocolo, dejó a muchos nigerianos indignados.

El rechazo de Nigeria no solo es un golpe a la reputación de los Sus𝑠e𝑥; es un acto de resistencia diplomática que resuena más allá de sus fronteras. La nación más poblada de África ha dejado claro que no será un accesorio en la narrativa de marca de Harry y Meghan. Este rechazo se enmarca dentro de un creciente movimiento panafricano que busca proteger las identidades culturales de la explotación por figuras públicas occidentales.

Mientras Hollywood se aleja y sus aliados se desvanecen, el futuro de los Sus𝑠e𝑥 se torna incierto. Netflix, una vez su gran aliado, ha comenzado a distanciarse, preocupada por la representación diplomática y el impacto negativo en la marca. La pregunta persiste: ¿podrán Harry y Meghan reconstruir su credibilidad, o este rechazo de Nigeria marcará el fin de su influencia global? El mundo está observando, y la historia apenas comienza.