**La Justicia Alcanza a Beatriz Salomón: La Corte Suprema Falló a Favor de sus Hijas**
La espera ha terminado. Después de casi dos décadas de lucha incesante, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha fallado a favor de las hijas de Beatriz Salomón, reconociendo que su madre fue víctima de una violación a la intimidad. Este fallo no solo representa un triunfo personal para Betina y Noelia, sino que también marca un hito en la historia de la televisión argentina, donde la exposición de la vida privada ha sido, en muchas ocasiones, un espectáculo cruel.
La historia se remonta al 6 de octubre de 2004, cuando un programa de televisión emitió una cámara oculta que mostró a Alberto Ferriols, el entonces esposo de Beatriz, en una situación comprometida. La humillación que sufrió Beatriz al ser expuesta en vivo ante millones de televidentes fue devastadora, y su carrera, que brillaba en el mundo del espectáculo, se desmoronó. Desde entonces, sus hijas han luchado incansablemente por la justicia que su madre merecía.
El camino hacia este fallo no fue fácil. Aunque un juzgado civil falló a favor de Beatriz en 2017, la Cámara Civil Federal revocó parcialmente la decisión, exonerando a los responsables y reduciendo la indemnización a una suma irrisoria. Sin embargo, Betina y Noelia no se rindieron. En un giro inesperado, el 1 de julio de 2025, la Corte Suprema finalmente escuchó su clamor, reafirmando que la exposición pública de Beatriz no justificaba la divulgación de sus aspectos más íntimos.
Este fallo no solo reivindica la memoria de Beatriz, sino que también sienta un precedente fundamental sobre los límites del entretenimiento y el respeto por la privacidad. La pregunta que queda en el aire es: ¿será este el comienzo de un cambio real en la televisión argentina? Mientras tanto, las hijas de Beatriz celebran un triunfo que va más allá de lo monetario; es la confirmación de que su madre no merecía el sufrimiento que vivió. Con este veredicto, la dignidad de Beatriz Salomón queda intacta, y su historia se convierte en un símbolo de resistencia y justicia en un mundo donde el espectáculo a menudo se antepone a la humanidad.