El relato del sanchismo ha chocado de frente con la realidad. Este sábado, Víctor Aldama, figura central en el escándalo del caso Coldo, ha desmantelado la última estrategia del Partido Socialista para proteger a Begoña Gómez, esposa del presidente Sánchez. En un giro inesperado, Aldama ha desmentido categóricamente las afirmaciones de medios como RTVE y El País, que intentaron culpar a Gómez del rescate europeo. “Esa versión es falsa”, ha declarado, dejando claro que la conversación filtrada que pretendía desvincular a Gómez del escándalo es solo una cortina de humo.
Aldama ha sido contundente: si el juez lo cita, revelará todo lo que sabe, y lo que sabe es alarmante. Según sus declaraciones, Begoña Gómez presionó desde Moncloa para conseguir la aprobación del rescate millonario en plena pandemia. Además, ha denunciado que solicitó a los Hidalgo, propietarios de Globalia, que patrocinaran sus proyectos. Estas acusaciones, de una gravedad extrema, desmantelan el relato oficial del PSOE.
La situación se complica aún más cuando Aldama afirma que fue Gómez quien buscaba insistentemente a Javier Hidalgo, no al revés, revelando la desesperación de un gobierno que intenta controlar un incendio político que amenaza con consumirlo. La incoherencia de los socialistas es palpable: mientras descalificaban a Aldama cuando vincula al gobierno con tramas turbias, ahora manipulan un audio para absolver a Gómez, presentándolo como un testimonio creíble.
El caso Begoña Gómez sigue creciendo y la estrategia del PSOE se desmorona. Sánchez ya no puede controlar la narrativa, por mucho bulo que intente difundir a través de sus medios afines. La presión aumenta y el tiempo corre. La verdad está a punto de salir a la luz, y la incertidumbre se cierne sobre Moncloa.