LO QUE VIO EL DOCTOR FUE DESGARRADOR. En un relato conmovedor y desgarrador, el médico que atendió a Hulk Hogan ha revelado los impactantes detalles de su triste final. Las palabras del doctor, cargadas de emoción, describen una escena que lo marcará para siempre: “No estoy preparado para hablar de lo que acabo de presenciar”. En la habitación 309, el icónico luchador y símbolo de fuerza y gloria yacía inmóvil, su cuerpo debilitado y consumido por el dolor y el olvido.
Los signos vitales de Hogan mostraban un deterioro acelerado, resultado de años de sufrimiento oculto. Las cicatrices en su cuerpo contaban historias de batallas perdidas, no por vanidad, sino por el precio de su legado. En sus últimos momentos, Hulk, con la voz entrecortada, pronunció una palabra: “Gracias”. Esa simple expresión encapsulaba décadas de lucha, amor y dolor.
El médico, visiblemente afectado, compartió que Hogan había dejado una nota desgarradora, escrita con tinta corrida por lágrimas. “Si me están leyendo es porque ya no estoy aquí”, decía, reflejando una despedida consciente y dolorosa. En sus últimos días, el luchador lloraba por aquellos que se habían ido, preguntándose por qué aún estaba allí. Su lucha no solo fue contra el tiempo, sino contra el olvido.
Este testimonio no es solo un relato de la muerte de una leyenda, es un recordatorio de la humanidad detrás del ícono. Hulk Hogan, el gigante del cuadrilátero, se despidió con dignidad, dejando un legado que trasciende el espectáculo. La historia de su vida, marcada por el dolor y la soledad, merece ser conocida y recordada. La lucha de Hulk ha terminado, pero su leyenda apenas comienza.