**Título: Nancy Pazos: La voz de la ética en un mar de escándalos mediáticos**

En un giro inesperado que ha sacudido el mundo del espectáculo argentino, la periodista Nancy Pazos ha estallado contra el programa “LAM” y su cronista Santiago Rivas Roy, desatando una tormenta de reacciones en las redes sociales. La confrontación, que comenzó como un intento de entrevista en plena calle, se convirtió en un alegato apasionado sobre la ética en el periodismo, desafiando los límites de lo que se considera aceptable en la búsqueda de la primicia.

Todo comenzó cuando Rivas Roy, armado con su cámara, se acercó a Pazos sin previo aviso mientras ella estaba en medio de una llamada crucial. Su evidente incomodidad se transformó rápidamente en furia cuando se sintió invadida por la falta de respeto hacia su espacio personal. “No se trabaja con cámara abierta”, afirmó Pazos, dejando claro que este tipo de prácticas deberían reservarse para los corruptos, no para colegas o figuras públicas.

La reacción de Pazos no se limitó a un simple desacuerdo. En una entrevista posterior, lanzó una crítica mordaz al estado actual del periodismo, cuestionando la moralidad de sus colegas y acusándolos de haber cruzado una línea ética. “Primero somos seres humanos”, enfatizó, sugiriendo que la búsqueda desenfrenada de ratings ha llevado a muchos a olvidar los principios fundamentales de la profesión.

Las reacciones ante sus palabras no se hicieron esperar. Mientras algunos la apoyaron, argumentando que su postura es un llamado a la humanidad en el periodismo, otros la acusaron de hipocresía, recordando que ella también ha estado del otro lado de la cámara. Sin embargo, lo que es indiscutible es que esta confrontación ha abierto un debate crucial sobre los límites del periodismo de espectáculo y el respeto que se debe a cada individuo, ya sea una figura pública o un ciudadano común.

En un universo donde los códigos parecen desvanecerse, la voz de Nancy Pazos resuena como un recordatorio de que la ética y la humanidad deben prevalecer, incluso en los momentos más tensos del espectáculo. ¿Estamos dispuestos a escuchar su llamado a la reflexión o seguiremos ciegos ante la seducción del escándalo?