La comunidad de Santa Fe se encuentra en estado de conmoción tras la muerte de Alejandra “Locomotora” Oliveras, una figura emblemática del boxeo argentino. El féretro de la campeona mundial ha llegado a la legislatura, donde miles de personas hacen fila para darle el último adiós a una mujer que no solo dejó huella en el deporte, sino que también se convirtió en un símbolo de lucha y superación.
Desde tempranas horas de la tarde, una multitud se agolpa en las puertas del velatorio, ansiosa por rendir homenaje a quien inspiró a tantas mujeres a romper barreras en un deporte tradicionalmente masculino. “Era muy querida, Dios necesitaba un ángel”, expresó una de las asistentes, reflejando el profundo impacto que tuvo la Locomotora en la vida de quienes la conocieron, ya sea personalmente o a través de sus motivacionales mensajes en redes sociales.
La tristeza se mezcla con la admiración mientras los seguidores comparten anécdotas sobre su vida y su lucha. Oliveras, madre a los 14 años, se enfrentó a adversidades inimaginables, convirtiéndose en un faro de esperanza y empoderamiento. Su legado va más allá de sus seis títulos mundiales; su trabajo en gimnasios para jóvenes de escasos recursos ha dejado una marca imborrable en la comunidad.
El ambiente en la legislatura es de solemnidad y respeto, con la llegada de personalidades del deporte y la cultura que se unen a este tributo. La noticia de su fallecimiento ha resonado por toda Argentina, y hoy, Santa Fe se detiene para honrar a una verdadera pionera. La Locomotora Oliveras, cuyo espíritu indomable nunca será olvidado, se despide dejando un legado que inspirará a futuras generaciones.