**Roberto Pettinato: De Ícono de la Televisión a la Controversia Infinita**
El nombre de Roberto Pettinato solía evocar rebeldía y talento, pero hoy resuena como un eco de desprecio en el corazón de muchos argentinos. La reciente controversia desatada tras sus comentarios despectivos sobre el folklore argentino ha llevado a una rápida caída de su popularidad, convirtiendo a este antiguo ícono en un paria cultural.
Todo comenzó en su programa de streaming, donde, en un intento de humor ácido, Pettinato expresó su “vergüenza” por el folklore, cuestionando su relevancia y criticando a sus exponentes. Su declaración, lejos de ser una simple opinión, detonó una ola de indignación en redes sociales y en la comunidad musical, donde el folklore no es solo un género, sino una parte esencial de la identidad nacional. Las reacciones fueron inmediatas: músicos y fanáticos se unieron para condenar sus palabras, recordándole que el folklore representa historia, costumbres y el alma de Argentina.
La situación escaló cuando el bar Búo Negro, en Quitilipi, decidió cancelar su show programado, argumentando que el bienestar de la comunidad estaba por encima de cualquier interés económico. “No queremos conflictos entre la buena gente de nuestra ciudad”, afirmaron, dejando claro que el respeto y la identidad cultural son innegociables.
Pettinato, intentando rectificar, publicó un video en el que aseguraba que su vergüenza era por no entender el folklore, pero el daño ya estaba hecho. Su imagen, antes sinónimo de irreverencia, ahora está marcada por el desprecio y la desconexión. La cultura de la cancelación ha cobrado fuerza, y muchos se preguntan si hay un camino de regreso para él.
Mientras sus colegas evitan mencionarlo y su presencia en medios se desvanece, Pettinato se encuentra atrapado en un ciclo de aislamiento, enfrentándose a un público que alguna vez lo aplaudió. La pregunta que queda en el aire es: ¿puede un artista reconstruirse después de haber cruzado una línea tan delgada? La historia de Pettinato es un recordatorio de que el respeto y la conexión con el público son esenciales, incluso para los provocadores. ¿Estamos presenciando el epílogo de una carrera brillante, o hay aún espacio para la redención?