Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno español, se enfrenta a una fuerte reacción pública tras su visita a la zona cero del devastador incendio forestal en Molezuelas de la Carballeda, Zamora. Este martes, Sánchez llegó en helicóptero, acompañado del ministro del Interior, Fernando Grande Marlasca, pero su estancia fue breve: apenas media hora en un lugar marcado por la tragedia, que ha dejado dos muertos y más de 31,500 hectáreas arrasadas.
La llegada del presidente estuvo marcada por una mezcla explosiva de aplausos y gritos de protesta. Los vecinos, indignados, no dudaron en expresar su descontento, escupiendo y lanzando insultos en dirección a Sánchez, quien, a pesar de la distancia de seguridad, sintió el peso de la hostilidad. Muchos ciudadanos cuestionaron la efectividad de su visita, sugiriendo que solo busca una foto para la historia, sin ofrecer soluciones reales a la devastación que han sufrido.
El clima en la zona fue tenso, con más de 50 personas congregadas, muchas de las cuales mostraron su escepticismo sobre la verdadera intención del presidente. “Vete a hablar con la gente del pueblo”, exigió uno de los presentes, reflejando el sentir general de desconfianza hacia el Gobierno. El alcalde socialista, Alexandre Bertín Satúe, aprovechó la ocasión para solicitar apoyo económico, pero los habitantes saben que estas promesas suelen quedarse en palabras vacías.
Los testimonios de los vecinos son desgarradores. Algunos lamentan que Sánchez solo vino a ver cenizas, sin interesarse por las historias de quienes han perdido todo. “Sabe que le odian y que su gestión es bochornosa”, afirmaron con rabia. En un momento crítico para la comunidad, la visita de Sánchez se convierte en un símbolo de la desconexión entre el Gobierno y la realidad de los ciudadanos afectados. La urgencia de la situación es palpable, y la indignación de la población resuena con fuerza.