Caza de quinta generación de EE. UU. F-35 recibe aprobación oficial para transportar bombas nucleares B61-12
Los cazas F-35 de EE. UU. han sido certificados para llevar la bomba nuclear de caída libre B61-12, convirtiéndose en el primer avión de quinta generación en recibir luz verde para portar armas nucleares.
Esta información fue anunciada por el portavoz de la Oficina del Programa Conjunto F-35, Russ Goemaere, en una declaración a la revista Breaking Defense el 8 de marzo. El portavoz reveló que el programa de certificación, que duró 10 años, se completó antes de lo previsto.
“El F-35A es el primer avión de quinta generación con capacidad nuclear en la historia y la primera plataforma (caza o bombardero) en alcanzar este estatus desde principios de la década de 1990”, afirmó Goemaere, señalando que este desarrollo otorga a toda la OTAN una “capacidad importante” y apoya los “compromisos de disuasión extendida” de EE. UU.
La certificación se aplica únicamente al F-35A, que despega y aterriza de manera convencional, y no incluye otras variantes del caza furtivo, como el F-35B de despegue corto y aterrizaje vertical o el F-35C para portaaviones. También permite que el caza utilice únicamente la B61-12, una versión más moderna de la bomba nuclear de caída libre B61, que fue introducida por primera vez en 1960.
El programa de prolongación de vida -12, establecido durante la administración Obama, tiene como objetivo reemplazar las versiones más antiguas de las armas nucleares. La primera variante se desplegó a finales de 2021 y se espera que esté operativa hasta finales de 2025. El año pasado, la administración del presidente Joe Biden anunció un nuevo programa de prolongación de vida -13 para realizar cambios más significativos en la B61.
Esta noticia es un rayo de esperanza para todo el programa F-35, que ha enfrentado numerosos problemas técnicos y obstáculos. El último informe de Bloomberg a principios de este año indicó que una actualización de software de 14 mil millones de dólares para el F-35 era “incompleta”, lo que resultó en “deficiencias graves en combate” en lugar de mejorar sus capacidades.
Los operadores de los cazas han notado fallas “en armamento, respuesta integrada, comunicación y navegación, ciberseguridad y procesos de selección de objetivos”. A pesar de estos problemas, se informa que el Pentágono ha decidido continuar implementando la actualización defectuosa.