El mundo se encuentra en estado de duelo tras la devastadora noticia del fallecimiento del Papa Francisco, un líder espiritual que dejó una huella imborrable en la historia. Este domingo de Pascua, millones de fieles lo vieron por última vez durante la misa de resurrección, donde su voz resonó con un mensaje de amor y paz: “nunca se vayan peleados, el día tiene que terminar en paz”.
Las impactantes imágenes de su última aparición, donde se le observa sereno y con el rostro cansado, pero lleno de ternura, han conmovido a la humanidad. El Papa, conocido por su humildad y su cercanía con el pueblo, dedicó sus últimos momentos a la oración y a bendecir a quienes lo rodeaban, quizás despidiéndose sin palabras.
Francisco, nacido Jorge Bergoglio en Buenos Aires, Argentina, rompió esquemas desde su elección en 2013, convirtiéndose en el primer Papa latinoamericano y en un símbolo de esperanza para muchos. Su amor por el fútbol, su sonrisa cálida y su capacidad de conectar con la gente lo convirtieron en uno de los líderes más queridos del siglo XXI. Su legado trasciende las paredes del Vaticano; fue un faro de bondad en tiempos oscuros.
El mundo ahora llora su partida, recordando sus enseñanzas de amor y compasión. Así se despide un hombre que, hasta el último instante, mostró su compromiso con la humanidad y su fe inquebrantable en Dios, quien no rechaza a nadie. La silla del Papa está vacía, pero su espíritu vive en millones de almas que encontraron en él un guía inigualable. La pérdida del Papa Francisco deja un vacío profundo, pero su mensaje de esperanza y unidad perdurará en el corazón de la gente.