Lilita Carrió ha levantado una polvareda en el ámbito religioso al expresar sus serias dudas sobre León XIV, el nuevo papa, al afirmar: “Estas cosas nunca terminan bien”. En una entrevista reciente, la política argentina reflexionó sobre la sorprendente elección, destacando la rapidez de la votación y el amplio respaldo que recibió de los sectores conservadores, lo que, según ella, es motivo de preocupación.
Carrió, quien mantuvo una relación cercana con el fallecido papa Francisco, reveló que aún se encuentra en estado de shock por la muerte de Jorge Bergoglio. Sin embargo, su análisis se centra en el nuevo pontífice, a quien ve como un retorno a una “ortodoxia” que podría chocar con los principios de austeridad y humildad que Francisco promovió. “El regreso a la tradición puede ser un signo negativo”, advirtió, sugiriendo que la Iglesia podría alejarse de la apertura que caracterizó los últimos años del papado de Francisco.
La ex diputada también se cuestionó sobre la postura del nuevo papa respecto a temas sensibles como la bendición de parejas gay y la comunión para divorciados. “La iglesia tiene que ser inclusiva”, enfatizó, mientras lanzaba una crítica directa a la dirección que podría tomar León XIV en estos aspectos.
Con 69 años y una carrera marcada por su cercanía con comunidades vulnerables, Carrió expresó su temor de que el nuevo liderazgo no logre avanzar en la inclusión social que tanto necesita la Iglesia. “La Eucaristía debe estar en todos lados”, sentenció, dejando claro que su visión de la fe es radicalmente diferente a la que podría implementar León XIV.
Las palabras de Carrió resuenan con fuerza y plantean interrogantes sobre el futuro de la Iglesia Católica bajo un nuevo liderazgo que podría cambiar el rumbo de la institución en un momento crucial.