**Título: La Tensión en la Mesa de Mirtha: Lucía Galán y el Incómodo Recuerdo de Maradona**

La última emisión del emblemático programa “Almorzando con Mirtha Legrand” se convirtió en un escenario de tensión palpable cuando la conductora, conocida por su estilo incisivo, lanzó una pregunta que dejó a todos boquiabiertos: “Maradona se enamoró de vos”. La invitada, Lucía Galán, parte del famoso dúo Pimpinela, no pudo evitar un cambio de expresión que marcó el ambiente de la conversación.

A medida que Lucía compartía anécdotas de su carrera, el tono distendido se transformó en una atmósfera cargada de incomodidad. La sonrisa de Galán se desvaneció momentáneamente, y con una mezcla de humor y nerviosismo, sugirió un corte comercial, una señal clara de que el tema la incomodaba. Este regreso a la televisión, tras una complicada operación de salud, la puso en el centro de un dilema personal y mediático.

Mirta, sin perder el ritmo, continuó la conversación con sutileza, permitiendo a Lucía abrirse un poco más. “Fue una época linda. Pasamos momentos muy importantes”, dijo, mientras intentaba equilibrar la honestidad con la reserva. Sin embargo, el clima se volvió aún más tenso cuando la diva insinuó que Lucía no había podido asistir al velorio de Maradona, un comentario que dejó a la cantante visiblemente incómoda.

La respuesta de Galán, centrada en el respeto hacia la familia del astro del fútbol, mostró su capacidad para manejar la presión. Este intercambio dejó a la audiencia dividida: algunos aplaudieron la valentía de Mirta por abordar temas difíciles, mientras que otros defendieron el derecho de Lucía a mantener su privacidad.

La conversación, cargada de emociones, se convirtió en un recordatorio de cómo la televisión puede capturar momentos de verdad en medio de la incertidumbre. La pregunta directa y la respuesta medida no solo revelaron la historia detrás de la fama, sino también el delicado equilibrio entre lo personal y lo público. En un mundo donde la curiosidad a menudo supera el respeto, el episodio dejó una huella imborrable, recordándonos que hay historias que, a pesar de ser de interés general, merecen ser tratadas con cuidado.